jueves, 2 de julio de 2009

Documento inédito


SIGNIFICADO ESCATOLÓGICO DEL LIBERALISMO ACTUAL
Conferencia pronunciada por Alexander Duguin en la Universidad Estatal de Moscu (MGU), en Diciembre de 1998.
(Traducción del ruso al español por el Camarada no.2)

"La Historia ha terminado", sentenció el ideólogo norteamericano de origen japonés Francis Fukuyama. En términos muy parecidos, otro pensador e ideólogo liberal - Jacques Attali (actual consejero del Presidente Nicolas Sarkozy - N. del Camarada no.2) - habla del "Regimen del dinero"(Ordre d'Argent), llamado a sustituir en su opinión el "Régimen religioso" (Ordre de Foi) y el "Régimen de la fuerza" (Ordre de Force)...

Siguiendo a Raymond Aaron, Karl Popper, Nikolai Berdiáev y Norman Cohen, nos hemos acostumbrado a hablar de la "orientación escatológica de las doctrinas comunistas". Hasta cierto momento, precisamente ese descubrimiento de su carácter escatológico, se convirtió en uno de los mejores argumentos para catalogar de "anticientíficas", "utópicas", "arcáicas", o sea de irrealizables las construcciones teóricas comunistas e incluso socialistas. Hoy en día nos encontramos con un fenómeno nuevo - estos mismos liberal-demócratas, luchadores contra el "escatologismo", se han convertido a su vez en profetas y propagandistas del "fin de la historia". Semejante metamorfosis exige prestarle mucha atención y merece un serio estudio.

Significativamente el propio Fukuyama toma prestada la tesis del "fin de la historia" de Friedrich Hegel, a quien Popper adjudica el dudoso rango de "padre espiritual de todas las variantes del totalitarismo moderno, tanto de derechas como de izquierdas". En esta ocasión, siguiendo a Marx y a Gentile Fukuyama reinterpreta al nacionalista prusiano Hegel, aplicando el concepto del "fin de la historia" a la fase que comienza con la victoria de la ideología liberal y del triunfo de la economía del mercado (en su forma más absoluta, la anglosajona) sobre todas las demás formaciones: feudales, socialistas, nacionalistas, religiosas.

De esta manera el capitalismo en su forma más perfecta, más evolucionada es proclamado como el punto y final de la historia humana.

Ese estado actual del capitalismo se diferencia de sus formas clásicas conocidas. La diferencia es tan esencial que para definirla hoy en día se habla de una nueva fase en el desarrollo de la sociedad: la sociedad posindustrial o la sociedad de la información. Esta sociedad posindustrial es la expresión socio-económica y socio-política del posmodernismo. Y viceversa: posmodernismo constituye el equivalente cultural de la sociedad posindustrial, que comienza a tomar conciencia de su esencia, de su profunda diferencia con respecto a las etapas anteriores.

Oscuras premoniciones acerca de la esencia de la nueva fase del desarrollo del capitalismo, cuando el Capital se impondría sobre todas las fuerzas alternativas y todos los polos de la historia social, se convirtieron en el testamento de los últimos pensadores de la "nueva izquierda" - Deleuze, Guattari, Debord, Baudrillard. En sus trabajos más recientes (y en el caso de los tres primeros sus últimos trabajos que preceden a su muerte) la llegada del orden posindustrial se percibe en tonos muy siniestros. Pero en términos generales todos ellos están de acuerdo con la tesis del "fin de la historia". Si bien Baudrillard prefiere hablar de "poshistoria", en realidad se trata de lo mismo.

De modo que, aunque con el signo contrario, pesimista, el pensamiento de izquierda y antiliberal coincide con el diagnóstico del capitalista optimista Fukuyama, el "último hombre" ideal (precisamente al concepto nietzscheano del"último hombre" dedica Fukuyama su último libro). Sin embargo, ahí donde los propios liberales ven el triunfo de su viejo sueño del "maravilloso nuevo mundo del mercado planeterio", la "nueva izquierda" percibe el triunfo de la alienación capitalista y del mal social, "la dominación real del capital" que sigue a la fase de su "dominio formal" (en palabras del joven Marx).

El optimismo de los liberales se debe a su percepción de la historia como el mal. El contenido de la historia consiste en "la ininterrumpida violencia caótica, fruto de los impulsos irracionales de la arcaica alma humana, empeñada en proyectar su contenido salvaje sobre la realidad social, creando conflictos, guerras, revoluciones, regímenes que tienden al totalitarismo". Según los liberales, "la historia seguía su curso mientras el individuo humano se empeñaba en encarnar su principio individual en las esferas externas, creando violencia, conflictos y desigualdad". Mitológica extensión de lo individual hasta proporciones universales constituye la esencia filosófica de todas las sociedades no liberales, jerárquicas, totalitarias, tanto antiguas (esclavistas, feudales), como modernas (comunismo, fascismo). En todos los casos la dominación social provenía de la violencia económica ejercida sobre las "leyes orgánicas del mercado".

Para los liberales el triunfo del régimen capitalista representa el paso definitivo fuera del "eterno retorno" que daba vida a las sociedades tradicionales y a sus dobles contemporáneos modernizados tan solo superficialmente. El tiempo lineal surge junto con el capitalismo y comienza a trazar su vía magistral a través de las inertes profundidades cíclicas (o sincronísticas) de las anteriores representaciones del tiempo.

El siglo veinte se ha caracterizado por la lucha del liberalismo más destilado, más purificado contra los intentos camuflados de restaurar el paradigma de la sociedad tradicional, cuyos dos ejemplos mas claros fueron el "fascismo" y el "comunismo". Después de la derrota de Hitler, el bloque soviético se convirtió en el último baluarte de la historia. La ideología soviética también presuponía la superación de la historia con la llegada del comunismo, pero la razón liberal descubría tras ello no la superación radical y definitiva del mito, sino otro mito camuflado.

El desplome del bloque socialista y el comienzo de las reformas privatizadoras supuso para los liberales una señal mesiánica. Precisamente en este momento, aparece el famoso texto de Fukuyama, que se convierte en el manifiesto socio-político del liberalismo vencedor, del liberalismo que acaba de derrotar a su último y más serio enemigo.

Este período - finales de los años 80 comienzo de los 90 - se puede considerar como la línea divisoria decisiva. Por primera vez la élite política de Occidente llamó las cosas por su nombre. De la boca de los propios mandatarios occidentales pudimos escuchar todas aquellas palabras clave, que sus marginalizados y demonizados críticos llevaban tiempo intentando reconstruir desesperadamente. "Nuevo orden mundial", "gobierno mundial", "mundo global", "mercado planetario", etc. Si antes el liberalsimo concentraba todos sus esfuerzos conceptuales en "desenmascarar el mito irracional que se escondía detrás de las construcciones pseudocientíficas del marxismo y otras doctrinas anticapitalsitas" utilizando para ello el método crítico analítico-positivista, ahora, después de la desaparición de su oponente, surgía la posibilidad de recurrir a su vez a las construcciones afirmativas (aunque reflectarias) que sorprendentemente recordaban el lenguaje mitológico del recien derrotado enemigo.

En otras palabras, en el umbral de los 90, el liberalismo, que a lo largo de mucho tiempo intervino como crítica y análisis demitificador de las teorías de sus oponentes, comenzó a utilizar activamente el lenguaje del mito, contra el que luchó con firmeza durante tanto tiempo.

Significativamente el interés hacia la geopolítica surge en Occidente durante el mismo período, pues la geopolítica es precisamente una disciplina que se fundamenta en la combinación consciente del simbolismo mitológico y de la metodología científica crítica.

Así que al quedar a solas consigo mismo el liberalsimo fue obligado a utilizar el lenguaje del mito. ¿Cuáles son sus principales contornos? ¿Cuáles son sus fuentes y principales componentes?

El modelo escatológico de la ideología liberal se compone de los siguientes bloques ideológicos:

- Humanismo minimalista, individualismo como la llave universal (dentro del marco de la corrección política) utilizada para todas las variantes de gnoseología; de ahí proviene el microantropomorfismo de las interpretaciones; la tesis del sofista Protágoras - "el hombre es la medida de todas las cosas" adquiere un carácter reductivista - "el hombre pequeño es la medida de todas las cosas"; "individuo es la medida de todas las cosas". Semejante humanismo minimalista diferencia la ideología liberal de una manera radical tanto de las concepciones no humanistas (propias de las sociedades tradicionales) como del humanismo maximalista de los comunistas.
- Concepto surgido de la Ilustración del progreso unidireccional, del tiempo lineal mecánico, de la evolución irreversible
- Racismo cultural, civilizacional y económico de Occidente que se manifiesta bajo la fachada del "universalismo" y "valores humanos universales"; se trata de una herencia dejada por la visión católica de ecumene, que comprende el "mundo entero", pero del que fueron excluídos no solamente los pueblos no cristianos, sino también el Oriente cristiano-ortodoxo.
- Mesianismo específicamente anglosajón, en el que la ética económica protestante (capitalismo) posee un significado religioso, soteriológico.
- Visión de la esfera tecnológica como un valor en sí mismo.

Todos estos componentes forman un modelo interpretativo definitivo que permite a los liberales hablar con toda la razón del "fin de la historia", que si no ha llegado todavía, en cualquier caso está a punto de llegar.

El humanismo minimalista, base fundamental de la teoría esencialmente obscurantista de los "derechos humanos", se ha convertido en el eje evidente (o supuesto) del mundo actual, que penetra todas las esferas: jurídica, cultural, social, política, económica. El patrón del "último hombre", es retransmitido de mil maneras distintas por los medios de comunicación, comenzando por sus formas más conceptualizadas (sermones filosóficos de los teóricos liberales) y terminando por las estilizaciones ideológicas mas primitivas, en forma de los anuncios televisivos, por ejemplo.

El hecho de la caída del socialismo ante el régimen del mercado posee un enorme significado gnoseológico. No se trata de la victoria de un orden más efectivo sobre el otro, se trata de haber ganado la colosal disputa acerca del contenido del "fin de la historia". El hecho de que haya perdido la versión comunista trae unas consecuencias fatales. El tiempo lineal definitivamente se impone sobre el cíclico.

Tras su victoria en la guerra fría, el Occidente se convierte en el único y todopoderoso centro geopolítico. La caída del bloque Oriental confirma a los liberales la absoluta certeza histórica de su visión del mundo. Los hombres perfectos del Oeste vencieron a los imperfectos, atrasados y arcáicos hombres del Este.

El mesianismo anglosajón que ha formado a la sociedad americana, siguiendo un esquema socio-económico artificial, como el gran experimento liberal, demostró su consistencia ante los ojos de sus partidarios. Dentro de semejante perspectiva la victoria de los EE.UU. sobre la URSS adquiere el carácter de "profecía cumplida", del cumplimiento de la promesa escatológica de la caida del "imperio del mal" (Ronal Reagan).

El desarrollo tecnológico y sobre todo el gran salto dado en la infraestructura informativa, de nuevo liderada por los países liberales, permite a Occidente controlar y dirigir los parámetros básicos de la estructura de la esfera tecnológica. Lo cual a su vez garantiza el apoyo material a la hegemonia liberal.

Tenemos delante a una utopía escatológica triunfante, la utopía liberal hecha realidad.

Como cualquier otra utopía o mito, semejante construcción conceptual pretende evitar el análisis crítico y prefiere apelar a la esfera emocional, sublimada, sugestionable. Quiere hacerse pasar por algo evidente, natural, algo que no tiene alternativas, inevitable. Por algo que no es.

El objetivo de un científico serio, consiste en ignorar esta carga hipnótica y perfectamente totalitaria, para descubrir fríamente cuál es la estructura del mito liberal, del mito de la economía del mercado.

No tenemos recetas preparadas. La situación histórica es única y no tiene precedentes, así que tan solo la combinación de una seria preparación científica con los métodos eurísticos, nos permitira ver con toda nitidez los contornos del "maravilloso mundo nuevo", que con tanta insistencia nos ofrecen los actuales predicadores de la Fe Liberal del Mercado.

1 comentario:

  1. ¡Tócate las narices! El marqués con remilgos. OCA, organización clandestina. ¿Y la A del final? Armada, ¡carajo! ¡Armada!

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